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miprimermillon

Se deja tocar, mover y guiar, sin oponer resistencia. Apenas gime, pero su cuerpo habla por ella. Hay algo irresistible en esa mezcla de dulzura y entrega. Un encuentro lleno de tensión, control y placer silencioso.
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Ella estaba allí, completamente confiada, con su cuerpo y mente rendidos a mi control. Sus gemidos eran suaves pero sensuales, el reflejo de un deseo contenido que se desbordaba con cada movimiento que le pedía. Sus manos, su postura, sus ojos: todo me hablaba de su entrega. No necesitaba explicaciones; su obediencia y feminidad eran suficientes para encender la atmósfera. Cada segundo se volvía más intenso, y la sensación de dominio sobre su cuerpo y su voluntad hacía que la tensión crezca hasta ser casi insoportable.